Hace algunos días mi tío me invitó a comer al Círculo Ecuestre de Barcelona y cuál fue muy sorpresa al descubrir las pinturas orientales que culminan una de las salas de su biblioteca. En el techo de una de estas habitaciones decimonónicas, una colección de bandejas japonesas decoradas con distintos motivos tradicionales. Flores de ciruelo, carpas, bambú, patos, asagao... y este paisaje con la luna, el monte Fuji, el bambú y lo que se entiende son 2 grullas.
Resultaba algo difícil adivinar el principio organizativo de la composición. Cuatro grandes escenas, como ésta, dispuestas en cruz en cada esquina, más una más en el centro con una vista de agua y carpas y, en cada uno de los brazos de la cruz que las separaba, 4 pequeñas bandejas en círculo, cada una con un motivo distinto. Traté de averiguar en el lugar si alguien conocía la historia de esta sala pero nadie me pudo informar.
Resultaba algo difícil adivinar el principio organizativo de la composición. Cuatro grandes escenas, como ésta, dispuestas en cruz en cada esquina, más una más en el centro con una vista de agua y carpas y, en cada uno de los brazos de la cruz que las separaba, 4 pequeñas bandejas en círculo, cada una con un motivo distinto. Traté de averiguar en el lugar si alguien conocía la historia de esta sala pero nadie me pudo informar.
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