Saturday, July 18, 2009

El amante de la China del Norte



Esta historia podría haberla escrito Marguerite Duras, pero no es su historia. Es la mía, la escribo yo.

El amante de la China del Norte llegó como un enigma perfumado. Su nombre, hecho de sílabas que saltan y cuentan hasta 3. Con muchas "w" y "eis" y "ais" y "ons", quiere decir "el Gran Porqué". Mi dulce amante oriental "¿por qué llegaste perfumado con tu sonrisa de té?".

Él se parece al Principe Genji: cuida de sus damas con ternura. Porque supo –sabe muy bien– que una mujer es capaz de morir por amor –su madre murió así– y no quisiera que esa historia se repita conmigo.

Él te acaricia, amarillo; te lame, lychee; te hace crujir, como una langosta partida antes de sorberla; te pulsa, como un koto o un samisen. Toca mi cuerpo de noche sin ventanas, a oscuras sin ventanas, de noche sin ventanas, incienso de sexo y humedad. Recorre las lunas de mi cuerpo sin temor a cada meandro del Río Mujer. Recorre mis miedos, recorre mis sueños, recorre locuras... seda blanca y dragón. Medicina oriental para el corazón.

Un día el amante de la China del Norte me obsequió con sedas. Otro día hizo enviar papeles. En otra ocasión fueron té y porcelanas lo que envió. Ninguno de esos regalos era el más importante. Los chinos son bombásticos.

Un día me trajo un chubasquero y una camisa de hombre y me dijo: "Póntelos". Salimos a los cañizales a buscar palomas. Y me prometió que haríamos que saliera música de los pobres pájaros. "¿Un ave cometa e instrumento a la vez?" - le grité yo con deleite. Me reía, cómo me hacía reir con sus juegos alocados.

En la patita de las palomas atamos unos tubitos de bambú. Las palomas zumbaban volando por el aire. Con eso, el amante de la China del Norte domesticó mi dragón. Sigo persiguiendo palomas con los ojos aunque él no lo sepa. Y por ser mi amante, todavía le espero. Cada vez que veo una paloma, lo sé.

1 comment:

Anonymous said...

mmmmmmm........