Friday, March 28, 2008

Más sobre el shimenawa: un matrimonio entre dioses


Las leyendas sobre el cordón de paja son numerosas y se confunden en la memoria popular. Distintas fuentes señalan distintas narraciones sobre una idéntica estructura mítica vinculada a los ritos de la religión sintoísta. A petición de mis lectores, una aclaración acerca del pequeño cuento de la entrada anterior, extraída –como la foto con que lo ilustro– del libro Rhyokan, de Gabriele Fahr Becker.

Cuando el shimenawa se encuentra colgado entre rocas, representa el matrimonio entre dioses. Izanami e Izanagui eran los padres de la diosa Sol y son la pareja de cuya unión surge el archipiélago de las islas japonesas.

El matrimonio entre rocas (meoto-iwa) –mediante un cordón de paja trenzada que las une– representa el ideal de una boda entre dioses. Las rocas son uno de los lugares de peregrinación más importantes de Japón, simbolizan al hombre y a la mujer, y el cordón de paja el vínculo indivisible entre ambos, la fidelidad.

El cordón de paja se trenza de izquierda (lo negativo) a derecha (lo positivo) con el extremo que corresponde a la raíz colgando hacia abajo y en el lado izquierdo o a la izquierda del santuario. El extremo del cordón que correspondía a las espigas (y no a sus raíces) se consideraba la parte más valiosa del cordón, aunque en casi todo tipo de altares, ceremonias y ofrendas japonesas el lado izquierdo se suele considerar el más importante y es por ello donde se ubica el santuario o la figura del emperador. La naturaleza se nos ofrece en su existencia como consecuencia de lo positivo y lo negativo.

Según el pensamiento sintoísta nada malo puede traspasar la línea divisoria del shimenawa. Esto es, entre lo positivo y lo negativo nada malo puede ocurrir.


Tuesday, March 25, 2008

El cordón de paja

En el mito japonés de la creación, Izanagi e Izanami, la pareja primordial, tuvieron que separarse tras hacer nacer las deidades que llenan el mundo: el Viento, el Mar, los Árboles, las Montañas... Un día Izanami fue abrasada por su quinto hijo, el Dios del Fuego, y tuvo que refugiarse en el País de las Profundidades para que su esposo no la viera.

Como en el mito de Orfeo y Eurídice, Izanagi se resistía a perder a su bella esposa y roto de dolor persiguió a su amada hasta la noche eterna del País de las Profundidades. Numerosos peligros mortales y mil trampas tuvo que sortear Izanagi para dar con Izanami en los páramos del Más Allá.

Cuando finalmente logró hacerla salir a la luz, Izanagi tuvo que colocar un cordón a la entrada de su cueva para evitar que Izanami nunca más regresara al mundo subterráneo. Desde entonces en los dinteles de las casas –y a veces atados entre dos rocas en medio del mar– los japoneses cuelgan, cada año, un cordón de paja decorado con ofrendas de papel a la entrada de sus viviendas.

Es el shimenawa o cordón de paja (el cordón del no-retorno) que le recuerda a Izanami que no vuelva a su cueva.

Sunday, March 23, 2008

Unta de aceite el papel

Amor, Ana.
Eres llama.

Unta de aceite el papel.
Sé un incendio, sin cenizas.
Unta de aceite el papel.
Arde el alma, sin quemarse.
Unta de aceite el papel.
Quema el amor que no quema.

Amor, Ana.
Eres llama.