Uno de los días más bonitos de mi vida ha sido la mañana que dediqué esta semana –con la ayuda de la maravillosa estilista japonesa Noriko Hata– a peinarme, maquillarme y vestirme con kimono para una ocasión especial en Madrid.
Noriko Hata no solo es una excelente y dedicada profesional del arte del kitsuke, sino una brillante maestra y bellísima persona. El trabajo que hicimos incidía en nuestro gusto compartido por una estética refinada y moderna pero a la vez muy tradicional.
Particularmente delicioso fue el trabajo que hizo con mi cabello. Le pedí que estudiara algunas de mis estampas japonesas antiguas favoritas y que incluyéramos en el tocado algún elemento referente a mi actividad profesional como origamista. Puesto que mi cabello es muy largo, pudo peinarme sin ningún problema con la estructura de recogido antigua a base de distintas colas formando tres grandes bucles delante y a los lados. Y añadimos como principal adorno uno de mis dobleces favoritos: el nudo de amor de la carta japonesa.
© Amparo Carrasco fotografía
No sé si alguien recibirá ese mensaje silencioso pero, aunque no lo entendieran, te llena de fortaleza interior. Elegí para esta ocasión un papel "gran reserva", que me resulta siempre particularmente inspirador y en estas fechas de lo más adecuado para la estación, teniendo en cuenta el frío invernal que todavía hace en Madrid. Es un papel con fondo rosa, a juego con los detalles de mi obi y el obijime, representando las agujas del pino (matsu) y moteado con pequeños puntitos de carmín, oro y plata... Ese pino de agujas brillantes tan perenne como mi amor...
Alguien me dijo luego al verme: "Ha florecido un cerezo con las últimas nieves..." El kimono que llevaba es blanco y negro, muy blanco...
Posiblemente se puede ser mucho más bella, pero no más feliz.
Pronto, con Noriko, os traeremos más deleite y más sorpresas... ¡Mil gracias, querida Noriko, por hacerme tan bella y tan feliz!
Posiblemente se puede ser mucho más bella, pero no más feliz.
Pronto, con Noriko, os traeremos más deleite y más sorpresas... ¡Mil gracias, querida Noriko, por hacerme tan bella y tan feliz!
