Saturday, January 01, 2011

Bailarina japonesa



© Origlam & Carlos Bidarre


Esta brillante bailarina, y otra hermana igual, generan enorme deleite entre los caballeros. Incluido su fotógrafo.

Están realizadas en papel de chirimen a imitación de la seda japonesa, combinando el rojo del kimono con detalles de morado, una de las paletas consideradas más elegantes para vestir el kimono. En realidad el rojo de este papel es tremendamente peculiar: parecería un rosado al ojo occidental pero en verdad es un rojo que no ha alcanzado su punto carmesí, sino que guarda una tintura más ácida y pálida, rosada. El estampado es el de pétalos de cerezo deshojándose y abanicos con flores violetas de las distintas estaciones del año. En el obi, morado oscuro, más abanicos aún: más enriquecidos con dorados y púrpuras brillantes.

Le comentaba la otra tarde a Marina, una nueva discípula, lo importante que es conocer y observar y entender la gestualidad japonesa. Los gestos de baile (mai) en particular son extremadamente sorprendentes para el colonizador occidental y sobretodo la manera en que se disponen respecto al cuerpo las manos, los brazos o se manipulan los abanicos.

Marina, más allá de los conocidos gestos de inclinarse, sentarse arrodillado o tomar de cierta manera una taza al beber, aquellos gestos que pudiera aún realizar una muñeca. ¿Conseguiremos capturar alguna vez esa mímica gentileza?



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