Monday, February 09, 2009

Tengo una muñeca





 

Las tardes felices, las tardes azules en penumbra, tendidos en tu lecho. Las caricias, los secretos pronunciados: Te quiero, No te olvidaré nunca, Eres mi amor,... Apartas dulcemente cintas, lazos, flores en mi pelo. Tu cuerpo transmutado. Vierte deseos.  La tarde era azul, el sueño era azul. 

Nunca más se repitieron. Llegan las noches. Irrumpen las noches, oscuras. Se repiten los golpes, con cualquier excusa. Se repiten palabras ariscas, si hago algo que no te gusta. Se repiten los empujones, los zarandeos, el descuido de cabello o atuendo, la monstruosidad. Se repite todo lo que está mal.

Desaparecieron tus besos, con vuelo de golondrinas, sobre mis párpados entreabiertos. Se borraron tus manos, con vuelos de mariposa, sobre mi piel blanca en tu lecho, vuelta azul a tu luz. Se marcharon tu tambor, el trote de tu caballo, las bridas doradas que me ponías nada más entrar en la casa. Desparece tu habitación dando vueltas en mi cabeza. Apoyada contra la pared, tus besos, tus manos, recorriéndome por última vez sin que ya te vea, me recordaron alguna vez, que existo, haciéndome completa mente presente.  Aniversario. Desaparece hoy para siempre tu habitación azul.



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