Friday, November 16, 2007

El país de los niños felices

He adquirido recientemente un precioso libro antiguo sobre los usos y costumbres de La Sociedad Japonesa.

Se trata de un estudio de Andrés Bellessort, corresponsal de la Revue des Deux Mondes, premiado por la Academia Francesa y publicado en español por Montaner y Simón, Editores, en el año 1905. Montaner y Simón eran los editores que ocupaban en Barcelona el edificio industrial modernista de la Calle Aragón, 255, firmado por el arquitecto LLuis Doménech i Montaner, que actualmente es sede de la famosa Fundación Tápies. La Revue des Deux Mondes, fundada en 1829, fue alrededor de finales del siglo XIX una revista líder de su época en toda Europa por su tratamiento de los viajes, las artes y la actualidad internacional, all at once (una cosa muy francesa), donde firmaban autores de la talla de Victor Hugo, Renan, Balzac, Stendhal, Delacroix, o el propio Baudelaire. Hacia 1890 la dirige el académico de las artes Brunétiere quien envía al autor de este libro de corresponsal a Japón en el periodo justo anterior a la guerra entre Japón y Rusia. Todavía podéis leerla hoy.

La edición española del libro de Bellesort está profusamente ilustrada con fotografías antiguas y grabados de obras de arte japonesas, y se decora en cubierta, lomo e interior con mumerosos detalles gráficos y ortotipográficos (frontispicio, escudos, versales, etc) idénticos en su belleza al propio estilo del edificio modernista.

El relato es de una modernidad pasmosa. Igual hace crónica de las altas relaciones diplomáticas en el Este Asiático entre chinos, japoneses, coreanos y filipinos, que se fija en los detalles humildes del calzado japonés.

Y se enamora. Enamora. Entre el humor, el aforismo y la lírica, expresa un enamoramiento entusiasmado por la cultura de Japón. Full d'ésprit. Entre otras, suelta lindezas como estas:
- Ah!, me decía un tagalo, si la China supiera y si el Japón pudiera!...

La finura en ellos no consiste en quitarse el sombrero sino en descalzarse.

El niño japonés es un gato y es un filosófo.
El capítulo que más me ha llamado la atención es el que da título a esta entrada. Según el autor, Japón es el país de los niños felices. A diferencia de la China, cuenta Bellesort, en Japón los niños no son obligados a ser estudiosos mediante férrea disciplina, sino que corretean libres como animalitos rodeados de juegos, pasatiempos y entretenimientos fruto de la imaginación y el ingenio del país. El festival de los niños con cascos, el de las niñas con muñecas, el de las hagoita, el de las cometas... Es cierto que a los niños chinos se les exigía estudiar con tanta dedicación que acaban todos cieguitos y con necesidad de llevar gafas a una muy temprana edad, me lo explicaba el prestigioso cirujano ocular chino He Wei, algo más grandioso que nuestro pequeño Barraquer.


3 comments:

Víctor Raggio said...

El libro de Bellessort es impresionante. Lo encontré hace poco en una vieja biblioteca en la casa de mis padres y empiezo a leerlo, pero solo las imágenes son espectaculares.

Anonymous said...

Soy gran admirador del origami (como observador no como realizador), pero llegué a tu blog por el libro de Bellessort. También siempre me fascinói la cultura japonesa, pero hasta el momento no he tenido tiempo de ahondar en la misma (de hecho no he terminado de leer el libro de Bellessort siquiera).

Mi blog (es un proyecto de blog) refiere a algunos de mis intereses en las nuevas tecnologías y los cambios que propiciarían (entre otras cosas) sobre todo vistas desde el universos de la Ciencia Ficción y similares. Por ahora no es más que un repositorio de links a sitios interesantes. Ya trabajaré en el mismo (de a poco).

Voy a mirar con tiempo tu blog e irán más comentarios.

Un gran saludo.

Víctor Raggio said...

como soy medico genetista me tope con esto:

www.yourgenome.org/downloads/activities.shtml

un ADN en origami

tal vez pueda interesarles.

saludos,

Victor