Uno de los aspectos que más disfruto del origami es que te obliga a pensar los objetos por delante y por detrás. Como el ikebana. No es un arte justo de la vista por delante. En esto, no es un arte, ni una belleza, occidental.
Si lo piensas "por delante y por detrás", lo piensas volumétrico, dimensionado. Lo piensas fenomenológicamente, que dirían Husserl o Wittgenstein. Concibes que la figura existe como completa al otro lado. Visualizas el "otro lado" y lo realizas, en este caso. Por eso el origami nos unifica, nos pacifica, ayuda a la mente a pensar la totalidad de puntos de vista sobre las cosas.
Más difícil es ejercer esa mirada sobre la vida misma. Pero lo intento, me estoy esforzando. Y apenas hace unos meses que lo he empezado a lograr. Desde un desagarro brutal por la radical diferencia del Otro o lo otro: el fuera de mi. Pero lo estoy logrando, lo voy a lograr. Sé que lo conseguiré.
Si lo piensas "por delante y por detrás", lo piensas volumétrico, dimensionado. Lo piensas fenomenológicamente, que dirían Husserl o Wittgenstein. Concibes que la figura existe como completa al otro lado. Visualizas el "otro lado" y lo realizas, en este caso. Por eso el origami nos unifica, nos pacifica, ayuda a la mente a pensar la totalidad de puntos de vista sobre las cosas.
Más difícil es ejercer esa mirada sobre la vida misma. Pero lo intento, me estoy esforzando. Y apenas hace unos meses que lo he empezado a lograr. Desde un desagarro brutal por la radical diferencia del Otro o lo otro: el fuera de mi. Pero lo estoy logrando, lo voy a lograr. Sé que lo conseguiré.
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