© Pablo & Origlam
Ando muy silenciosa estos últimos tiempos, sin publicar demasiado por el blog, porque estoy trabajando en dos exposiciones para este mismo mes de noviembre (tachán! tachán!) y me faltan las horas para doblar.
Esta maravillosa damita es uno de los tesoros que han visto la luz. Inspirada en mi amiga Cecilia, una espiritual practicante de yoga, se me ocurrió que debía hacer para ella una muñeca doblada de cuerpo –nunca mejor dicho- y parece haber cobrado vida.
Se acercaba el cumpleaños de Cecilia. A ella le gustan los colores suaves, rosas y azules, y siempre se identifica con el bambú (que se ve en algunos de los blasones del estampado). Este papel azul en concreto la había enamorado: es de un azul gastado, como envejecido. Y el rosa es un rosa también apagado, casi salmón. Acabé el tocado con una cantidad desproporcionada de peinetas de flores, como imagino siempre enmarcado el rostro de Cecilia, con una corona de mis flores de origami. El estampado recoge blasones de plantas tradicionales ume-take-matsu (los tres amigos del invierno) sobre un fondo de shibori y tiene todo él un aire romántico, antiguo, inocente y tradicional.
Lo que ocurre con esta dama maravillosa es que ahora mismo me resulta imposible desprenderme de ella porque hay algo secreto en su expresión que va más allá de la inspiración original.
No sé muy bien que es lo que esta muñeca representa todavía... pero es algo que tiene que ver con la fortaleza frágil de la soledad.
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