Iniciamos la temporada en Styleroom-Madrid con un taller de creación de Washi Ningyo, en el que las alumnas llegarán a construir sus primeras muñecas tridimensionales. Empezamos con hitogatas y kimonos, pasaremos luego a las shiori ningyo (muñeca de pliegue plano) y acabarán con las seductoras anesama ningyo, las favoritas de todas las niñas.
En su primera clase las asistentes conocieron los origenes rituales de las muñecas en Japón, su tipología y su conexión con distintas costumbres y festividades. Además de adentrarnos en el terreno de la tradición, reflexionamos acerca de como llegar a creaciones nuevas.
© Styleroom
La diferencia entre unas muñecas y otras –a la hora de distinguir entre maestros, escuelas o artistas– radica principalmente el método de construcción o patrón corporal, que es lo que acaba de darle expresión y caracter a las figuras. Afecta esto también muy especialmente a la manera en que completamos caras y cabezas en sus proporciones respecto al resto del cuerpo.
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Cada maestra tiene sus propias preferencias en cuanto a la estructura corporal y, si es verdaderamente original, también su propio repertorio de personajes, gestos y posiciones, combinaciones de estampados o códigos de color.
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Lo más fácil, no obstante, es copiar siguiendo la tradición. O copiar de libros y otras maestras. Copiar modelos de vestuario, de tocado, de obi. El arte de la réplica es parte del proceso de aprendizaje. No obstante, lo que guarda verdadero interés es, tras muchas horas, muchos intentos y muchas indagaciones en la historia del kimono, superar esa fase y adentrarse en la creación de lo nuevo, llegando a una muñeca original, que guarde su propio equilibrio y naturalidad como estructura antropomórfica.
Copiar, copiar... un día hablaré más del arte (o el delito) de la copia, una delicada frontera.
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