Cuesta mucho creer en la Navidad. A algunos les ayudaría el Origami. Una guirnalda de flores de Navidad trencé para Nelly. Las pusimos en un jarrón y se parece a un jardín de invierno. ¿Es demasiado perfecta?
1 comment:
Brildes
said...
"...La noche de Nochebuena yo colgaba a los pies de la cama mi media negra de calceta y me prometía siempre aguardar toda la noche despierto, entre la Luna y la nieve, para poder escuchar el trote de los renos encima del tejado y ver bajar por el hueco de la chimenea la bota generosa, pero un polvillo de nieve me cegaba y a pesar de los esfuerzos que hacía por seguir con la vista fija en el fuego del hogar y en las sombras que nacían de las llamas, donde alcanzaba a reconocer el perfil de mi enorme media colgada, me había quedado ya dormido cuando se producía el temblor de la chimenea y el cuarto se llenaba del estallido blando y rojo de la Navidad.
Y de repente, por la mañana, no había ya nieve por el suelo del dormitorio, pero la media rebosaba de puro llena y era como si tuviera vida por dentro. Si le dabas un pequeño apretón se estremecía como un ratoncillo. Olía a mandarina. Le colgaba un bracito de peluche como si fuera el de una cría de canguro. Si la apretabas por el centro había algo que se espachurraba, apretabas otra vez y se volvía a despachurrar otra cosa. Arañabas la escarcha de los cristales y a través del garabato se podía ver un pajarito silencioso en medio de la nieve en la magnífica soledad de la calle…"
Dylan Thomas - La Conversación de Navidad - (1947)
1 comment:
"...La noche de Nochebuena yo colgaba a los pies de la cama mi media negra de calceta y me prometía siempre aguardar toda la noche despierto, entre la Luna y la nieve, para poder escuchar el trote de los renos encima del tejado y ver bajar por el hueco de la chimenea la bota generosa, pero un polvillo de nieve me cegaba y a pesar de los esfuerzos que hacía por seguir con la vista fija en el fuego del hogar y en las sombras que nacían de las llamas, donde alcanzaba a reconocer el perfil de mi enorme media colgada, me había quedado ya dormido cuando se producía el temblor de la chimenea y el cuarto se llenaba del estallido blando y rojo de la Navidad.
Y de repente, por la mañana, no había ya nieve por el suelo del dormitorio, pero la media rebosaba de puro llena y era como si tuviera vida por dentro. Si le dabas un pequeño apretón se estremecía como un ratoncillo. Olía a mandarina. Le colgaba un bracito de peluche como si fuera el de una cría de canguro. Si la apretabas por el centro había algo que se espachurraba, apretabas otra vez y se volvía a despachurrar otra cosa. Arañabas la escarcha de los cristales y a través del garabato se podía ver un pajarito silencioso en medio de la nieve en la magnífica soledad de la calle…"
Dylan Thomas - La Conversación de Navidad - (1947)
Post a Comment